Distimia

¿Qué es la distimia y en qué se diferencia de la depresión?

La distimia es una forma crónica de depresión, un trastorno depresivo persistente que puede comenzar en la niñez o en la adolescencia antes de los 21 años. Según la Organización Mundial de la Salud la distimia afecta aproximadamente al 6% de la población mundial. La gran diferencia con la depresión clásica es que la distimia permite a la persona ser funcional y realizar sus actividades con normalidad, aunque sus acciones cotidianas son un poco más difíciles de hacer.

¿Qué ocasiona la distimia?

Según los expertos no hay un consenso sobre las causas de este trastorno depresivo persistente. Se cree que puede deberse a razones multifactoriales, entre ellos, elementos estresantes durante la infancia, traumatismo, predisposición genética y biológica o cuestiones sociales.

“Los pacientes que padecen la distimia pueden parecer a simple vista en personas que tienen el llanto fácil, pero cuando se profundiza en la investigación se descubre que en la infancia eran niños silenciosos y con dificultades para relacionarse”, señaló la psicóloga y especialista en terapias cognitivas Bianca Breda quien trabaja en el hospital de clínicas de la Facultad de Medicina de la Universidad de Sao Paulo.

¿Cómo distinguir la distimia de la depresión clásica?

A diferencia de la depresión clásica que es mucho más fácil de reconocer, las características de la distimia pueden pasar desapercibidas. Los síntomas más comunes son baja autoestima, cansancio, indecisión, fatiga y pesimismo exagerado. Suele tener una duración mucho más prolongada en el tiempo.

En contraparte, la depresión clásica suele mostrar síntomas exacerbados de tristeza, pérdida de apetito, desánimo, desinterés por las cosas y otros síntomas que pueden ser percibidos tanto por el propio paciente como las personas que lo rodean.

En pocas palabras la depresión común tiene una mayor intensidad de sufrimiento la cual puede ser clasificada como moderada, leve o severa, y suele estar ligada a algún suceso, explica la psicóloga y especialista en terapias cognitivas.

En cambio, la distimia viene de un modo más lento y sigiloso. Pero no significa que tenga un impacto leve en las personas. Con el tiempo, los cambios en el humor pueden hacer que el paciente se vaya ganando etiquetas de gruñón y malhumorado lo cual podría retrasar el diagnóstico y su debido tratamiento.

El diagnóstico tardío de la distimia puede interferir en la aparición de otras enfermedades o empeorar cada una de ellas. En el caso de la depresión hasta un 50% de los casos no son diagnosticados por los profesionales de la salud en la atención primaria. En el caso de la distimia este índice puede ser aún mucho peor, llegándola a confundir erróneamente con otras enfermedades siquiátricas, con el uso de sustancias y trastornos de ansiedad, al experimentar cansancio, fatiga y baja autoestima.